Según San Luis María, esta consagración convierte a quien la realiza en esclavo de la Virgen María, como lo explica en su libro Tratado sobre la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen, cap. 2, artículo 3. Ahora bien, algunos objetan que la esclavitud es contraria a la ley natural. Además, consagrarse a una criatura es idolatría, porque solo Dios es el dueño de todas las cosas.